Estimada profesora y compañeros
Por encargo de Grace Alexandrino, compañera del curso, subo su
participación al blog debido a que ella no ha podido acceder al blog por un
problema con la invitación.
¿Cómo aprende
el adulto y cómo enseñarle?
He podido aproximarme a la educación
de adultos enseñando inglés de manera personalizada (1 alumno por hora dictada)
desde el año 2009 hasta la fecha, aunque el último año ha sido una actividad
menos recurrente. La gran mayoría de alumnos a los que tengo el gusto de
enseñar, son personas interesadas en este idioma debido a motivaciones
directamente relacionadas a su actividad laboral: exigencias del nuevo puesto
en el que se desempeñan, interés en postular
a un nuevo puesto, postular a una maestría, diplomado o cursos de
actualización, entre otros casos.
Antes de enfrentarme a este nuevo
grupo de alumnos, mi experiencia se basaba en enseñar a niños y adolescentes o
adultos jóvenes. Luego de unos meses enseñando y adaptando mis estrategias
docentes a sus requerimientos, concluí que, sin ánimos de generalizar, son un
grupo con el que uno puede identificarse rápidamente dada la cercanía de la
edad del profesor y el alumno; debido a sus anhelos de crecimiento profesional
y a su interés por entender y aprovechar al máximo las horas de clase, ya que
son ellos quienes se ven directamente beneficiados o perjudicados según los
resultados de sus estudios (en algunos casos la empresa en la que trabaja el
alumno es quien se encarga de pagar la totalidad o parte del curso pero este
beneficio se encuentra condicionado a las notas que los alumnos obtengan).
Esta identificación con los alumnos,
me permitió reflexionar sobre cómo me gustaría que mi profesor/a se desempeñe
al presentarme conocimientos, por lo general, totalmente nuevo para mí. Las
características que me parecieron y parecen necesarias como parte de mi
desempeño como docente de adultos son: la paciencia, buen ánimo para explicar
los nuevos conocimientos las veces que sean necesarias, la habilidad de
plantear ejemplos relacionados con la vida diaria y profesional del alumno para
lo que debo conocer el mínimo de datos sobre su vida persona y profesional, y recordar
al alumno porque este estudiando este curso sobre todo cuando se sienta poco
exitoso en su desempeño, y reforzar su seguridad en los temas que maneja
correctamente.
Vivimos en un mundo cada vez más
exigente en cuanto a la preparación de profesionales capacitados, hoy en día no
basta con ser licenciado, debemos continuar nuestra educación en diversos
diplomado, capacitaciones, maestrías, doctorados, etc. La educación a lo largo
de la vida es, más que nunca antes, una realidad que no debe ser interrumpida
con el paso del tiempo. “En un mundo tan exigente, donde el conocimiento y la
información adquieren un valor creciente, es indiscutible la necesidad de
realizar actividades de aprendizajes en todas las etapas del ciclo vital al
objeto de facilitar a la persona la formación adecuada para adaptarse, para
conseguir su promoción personal, social y profesional y para participar en la
mejora de su entorno” (Sarrate, 2009)
Como señala Sarrate, la adultez tiene
unos rasgos propios alejados de las etapas evolutivas anteriores; y, es debido
a esto, que esta tipo de educación se encuentra marcada por determinados
elementos diferenciales que inciden directamente en la configuración de su
especificidad. Enumera también los principales rasgos que distinguen a los
adultos: capacidad de autodirección, alto nivel de responsabilidad en base a
una ética propia, desempeño conjunto y simultáneo de distintos roles y agente
activo con una proyección-incidencia social elevada.
Cuando me enfrenté a la docencia de
adultos me cuestioné si sería más difícil que enseñarle a niños y jóvenes, y
caí en el prejuicio, creo yo, generalizado: pensar que los adultos tienen
mayores limitaciones que los jóvenes o niños para aprender. La experiencia me
mostró que la mayoría de mis alumnos lograban muy buenos resultados cuando
dedicaban tiempo al estudio y a la práctica de las clases en sus horas libres.
“La psicología del desarrollo sostiene que
la plasticidad humana es inmensa, a pesar de que se reconozca finita y
de que determinados cambios se alcancen con esfuerzo” (Sarrate, 2009). “…la
persona adulta posee capacidad para llevar a cabo procesos de aprendizaje, si
bien éstos, como en otras fases de la vida, se verán sujetos a las
características y potencialidades de cada individuo y a la existencia de un
ambiente que lo favorezca”(Sarrate, 2009).
Un punto que no consideré cuando
empecé a enseñar a adultos fueron las ventajas que este grupo humano presenta.
Sarrate señala que la habilidad de pensar y actuar reflexivamente aumenta con
el avance de los años, además, agrega que actualmente se defiende que la edad
adulta es un período intelectualmente activo en el que acontecen importantes
cambios.
La adultez va de la mano con la
adquisición de experiencias diversas. Si logramos que el adulto relacione sus
experiencias previas con el conocimiento nuevo adquirido podemos fijar ese
nuevo conocimiento en la memoria a largo plazo del adulto. “Depende de la
calidad y cantidad de experiencias si el almacenamiento es solo temporal o a
largo plazo. Cuanta mayor información sea almacenada a largo plazo, es decir
actualizada y resignificada en varias ocasiones, mayores son las oportunidades
de aprendizajes complejos” (Del Valle, 2012). Sin embargo, debemos tener
cuidado ya que estas experiencias pueden generar rigidez intelectual al enfrentar
problemas, reproduciendo esquemas y costumbres generadas por malas experiencias
previas, como explica Sarrate.
La correcta manera de enseñar a los
adultos está ligada a siempre mantener la motivación que originó el interés por
aprender, valorar la experiencia de los alumnos y utilizarla en favor de la
adquisición de nuevos conocimientos, incentivar el enfoque funcional de lo
aprendido, es decir, considerar la metodología del aprendizaje basado en la
resolución de problemas tipo; e involucrar a los alumnos en la organización de
su aprendizaje basándonos en la madurez alcanzada.
Los adultos, grupo cronológico al que
pertenecemos, se ven en la necesidad de continuar con su educación en todos los
aspectos posibles; no sólo se deberán concentrar en formarse a nivel
profesional sino también en investigar sobre todo aquello que les interese y
les permita conseguir realizarse globalmente. Conocerse para lograr entender
los cambios normales que van de la mano con el paso del tiempo los ayudará a
llevar una adultez exitosa. Educar su mente, entender los procesos físicos y
emocionales por los que pasan y pasarán les permitirá llegar al estadio de la
sabiduría donde ellos podrán asumir su adultez correctamente e irradiar
conocimientos para el aprovechamiento de aquellos que los rodean.
A continuación les dejo un video
donde verán diversos adultos en pleno proceso educativo y sus pensamientos
sobre cómo aprenden, sus motivaciones para hacerlo y algunas reflexiones sobre
los cambios que se pueden lograr a partir de la educación.
Bibliografía
DEL VALLE, ROXANA Aprendizaje
adulto. Diplomatura de Especialización. En Docencia para la Formación y la
Capacitación.
Lima: Facultad de Educación PUCP, 2009. En: PLAN ESPECIAL DE LICENCIATURA
EN EDUCACIÓN (2013). Texto base del curso Didáctica para Procesos Educativos No
Escolares. Material de enseñanza. Lima: Pontificia Universidad Católica del
Perú, Facultad de Educación.
IZQUIERDO,
Ángel Psicología del
desarrollo de la edad adulta. Revista Complutense de Educación. Vol. 16, Núm.
2, 601-619, 2012. En: PLAN ESPECIAL DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN (2013). Texto
base del curso Didáctica para Procesos Educativos No Escolares. Material de
enseñanza. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Facultad de
Educación.
SARRATE, Maria Luisa "Rasgos
singulares del aprendizaje adulto". En Educación de personas adultas en
las fuerzas armadas. Catálogo general de publicaciones oficiales. España:
Ministerio de Defensa, pp.27-40,
2009. En: PLAN ESPECIAL DE LICENCIATURA EN
EDUCACIÓN (2013). Texto base del curso Didáctica para Procesos Educativos
No Escolares. Material de enseñanza. Lima: Pontificia Universidad Católica del
Perú, Facultad de Educación.
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